Esta actitud solemos replicarlas en muchas esferas muchos años después. Ya no en hojas de examen pero si en ideas, modelos de negocio, soluciones creativas, metodologías conocidas, etc. que resguardamos como si lo que supiésemos fuese un secreto de estado, uno de los archivos de los expedientes x o, peor aún, los códigos de ojivas nucleares y, la verdad, seguramente no estábamos presentando nada nuevo al mundo.